
Yoann Ignatiew
General Partner, Head of International Equity and Diversified
Desde su lanzamiento, el fondo ha tenido que hacer frente a entornos de mercado complejos. En los últimos cinco años, el mercado de bonos corporativos Investment Grade(1) ha registrado tres años negativos, culminando en 2022, con una rentabilidad del -14%(2). Al mismo tiempo, los mercados internacionales de renta variable cayeron un -13%(2) en el mismo año. En este entorno un tanto inestable, el R-co Valor Balanced ha logrado destacar con una rentabilidad superior al 14% desde su creación, manteniendo al mismo tiempo una volatilidad relativamente moderada, en torno al 10% en 5 años(3).
Actualmente, el 58% del fondo está expuesto a bonos, el 33% a acciones y el 9% a instrumentos del mercado monetario(4). El componente de renta variable se encuentra en su nivel más bajo desde la creación del fondo, lo que refleja cierta cautela. En general, hemos reposicionado el fondo hacia valores con un perfil más defensivo, especialmente en los sectores de la sanidad y la minería del oro. Dentro de la cartera de renta fija, favorecemos los bonos Investment Grade, que representan alrededor del 87% de esta clase de activos(4). La subida de los tipos de interés de los últimos meses nos permite beneficiarnos de un rendimiento asociado de alrededor del 6%(2). A medida que el ciclo de endurecimiento monetario se acerca a su fin, tenemos la intención de seguir aumentando la duración de la cartera, limitando al mismo tiempo el riesgo de crédito de la misma, principalmente a través de bonos alemanes a 10 años. En el mercado monetario, estamos posicionados en deuda pública francesa con vencimientos inferiores a 1 año y rendimientos cercanos al 4%(2).
Como fondo diversificado, el R-co Valor Balanced se beneficia de una cierta flexibildad para adaptar su exposición a las diferentes condiciones de mercado en función del análisis del equipo de gestión. Actualmente, la cartera se beneficia de los atractivos rendimientos de la renta fija de la renta fija. La ralentización del crecimiento económico mundial, la contracción de la prima de riesgo de la renta variable, la reducción de liquidez por parte de los bancos centrales y el endurecimiento del acceso al crédito son factores que, en conjunto, nos llevan a adoptar una postura conservadora. No obstante, seguimos convencidos del potencial de la renta variable en un entorno macroeconómico resistente en Estados Unidos, favorecido por el consumo de los hogares, y los niveles de valoración especialmente atractivos en Europa. También mantenemos nuestra exposición al consumo chino, ya que el stock de ahorro acumulado en China desde la crisis de Covid aún no se ha agotado y ofrece perspectivas interesantes.
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