
Emmanuel Petit
General Partner, Head of Fixed Income
La descorrelación de los ciclos macroeconómicos entre Europa y Estados Unidos va a ser una característica clave de los mercados de renta fija en 2025. Este fenómeno, que comenzó a finales de 2024 con las elecciones estadounidenses, ya se refleja en las expectativas de tipos de interés para 2025: sin cambios en Europa, con 4,5 bajadas de tipos previstas, se han desplomado al otro lado del Atlántico, pasando de casi 8 bajadas previstas en septiembre pasado a sólo una hoy1. Los tipos a largo plazo siguen la misma pauta, manteniéndose estables en Europa mientras suben más de 90 puntos básicos en Estados Unidos desde el primer recorte de la Fed en septiembre2.
Desde un punto de vista macroeconómico, esta discrepancia se explica por unas previsiones de inflación y crecimiento que se han corregido al alza tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Sus declaraciones hacen temer un riesgo inflacionista, pero las medidas que adopte su futura Administración podrían tener solo un impacto transitorio en la inflación y un efecto más duradero en el crecimiento.
La refinanciación de la deuda soberana es otro reto importante. Con un déficit que sigue siendo elevado, Estados Unidos necesitará refinanciar 2 billones de dólares en 20253, tanto como en 2024. En Europa, esta demanda alcanzará los 800.000 millones de euros, en un contexto de contracción de los balances de los bancos centrales4.
Todas estas incertidumbres hacen subir la prima por plazos y corren el riesgo de inclinar las curvas. Entre la disparidad de los ciclos y la cuestión de la refinanciación, la volatilidad parece inevitable, generando oportunidades a ambos lados del Atlántico.
En el mercado de crédito, los diferenciales5 se han estrechado considerablemente desde 2022. En Estados Unidos y los países emergentes, las valoraciones se sitúan en niveles poco vistos en 20 años, lo que resta atractivo a estos mercados. Por el contrario, los bonos europeos con grado6 de inversión siguen ofreciendo una prima atractiva, en particular para los bonos de sectores no cíclicos, que son más resistentes en caso de choque macroeconómico. Del mismo modo, los valores financieros siguen ofreciendo una prima atractiva, respaldada por unos sólidos ratios de solvencia y rentabilidad.
En el segmento de HY7, es esencial un enfoque selectivo. El mercado primario de las calificaciones B y BB es optimista, impulsado por el fuerte apetito de los inversores. Muchas empresas buscan refinanciar sus bonos con vencimientos en 2026-2027 y están ampliando su horizonte de vencimiento.
En este entorno, la estrategia de gestión del R-co Valor Bond Opportunities es especialmente relevante. Este fondo de renta fija flexible aprovecha las oportunidades en todos los mercados internacionales de renta fija y de crédito, tanto a través de los bonos tradicionales como de los derivados (futuros, swaps de tipos de interés, CDS8, etc.). Su enfoque activo tiene como objetivo una volatilidad inferior al 5%, combinando el análisis macroeconómico y crediticio con un cribado cuantitativo para seleccionar estrategias direccionales y de valor relativo.
Las estrategias de valor relativo, basadas en la identificación de anomalías históricas mediante un cribado cuantitativo, resultan especialmente eficaces. Comparamos los niveles absolutos y relativos de los tipos de interés en todos los vencimientos en los principales países desarrollados, y analizamos la forma de las curvas de crédito y los diferenciales entre bonos y CDS.
En la actualidad, la cartera está posicionada para aprovechar la bajada de los tipos de interés en Europa, sobre todo a través de bonos ligados a la inflación, y en Estados Unidos, favoreciendo los vencimientos cortos (de 2 a 5 años). Entre nuestras convicciones, apostamos por la convergencia de los tipos en Europa, en particular entre el Reino Unido y la zona euro. Además, creemos que la volatilidad de los tipos estadounidenses está sobrevalorada y buscamos beneficiarnos de ello vendiendo opciones.
En cuanto al crédito, favorecemos el carry limitando al mismo tiempo el riesgo direccional. Invertimos en bonos Investment Grade de máxima calificación (A y BBB+), beneficiándonos de la infravaloración relativa de este segmento, y los cubrimos mediante CDS para contener la volatilidad de las primas de riesgo. Nuestra exposición al mercado High Yield se basa en títulos susceptibles de refinanciación anticipada, así como en subordinadas financieras europeas con una fecha de amortización inferior a 3 años.